3- En sus tentaciones se aferra a la verdad de las Escrituras



Serie "Lidera como Jesús"


"Y vino a él el tentador, y le dijo...
El respondió y dijo: Escrito está..." (Mateo 4:3,4)

El Espíritu Santo condujo a Jesús "al desierto, para ser tentado por el diablo" (Mateo 4:1).
Tanto Mateo como Lucas reflejan 3 formas en las que Satanás intenta "inducir a Jesús a actuar contra la voluntad de Dios" (R.T. France - "New International Commentary on the New Testament").
¿Cómo responde Jesús?
El 100% de los casos, las 3 veces, responde afirmando alguna porción de las Escrituras (Mateo 4:3-10).

Como líderes muchas veces somos incitados a un error. Ya sea en lo personal o a lo que concierne al grupo de personas que Dios nos confió.
Tentaciones que nos invitan a ir más despacio, o a poner nuestro pie en el acelerador y llevarnos todo por delante imprudentemente. El diablo es experto en empujar hacia estos dos extremos.

Por momentos el intentar guiar a otras personas a que sus vidas adoren a Dios puede ocasionarte muchos dolores. Por lo que es normal que tarde o temprano te encuentres en conversaciones muy profundas mentales contigo mismo donde algo te invite a endurecerte y simplemente dejarte llevar por la corriente.

En el lado opuesto, si lo primero falla, encontrarás muchas opciones para supuestamente acelerar los resultados que estás obteniendo. Ya sea con algún nuevo método, con alguna decisión drástica imprudente o empujando en pleno abuso de tu autoridad.

El Señor nos deja ejemplo fundamentando en las Escrituras sus respuestas a las tentaciones.
Tres tentaciones, tres "Escrito está".

Para esto un lider necesita:
    1- conocer profundamente las Escrituras, ya que nunca podrá aferrarse a lo que no conoce (Salmo 1:2; 119:48)
    2- saber aplicar con precisión las Escrituras a las diferentes circunstancias (2 Timoteo 2:15)
    3- someterse a las Escrituras, sabiendo que al hacerlo se está sometiendo al Dios que las inspiró (2 Timoteo 3:16,17)

Puntos en lo que no hay nada mágico e instantáneo. Se requiere tiempo, dedicación, esfuerzo, disciplina, constancia, práctica y mucho, mucho amor al Señor.

Desarrolla el imprescindible arte de que tu ministerio esté 100% fundamentado en lo que la Palabra de Dios afirma. Ya sea al aconsejar y enseñar, en tu diario vivir, en las decisiones que tomas, en las motivaciones, en los consuelos en las adversidades, o en la metodología de trabajo.
Así tu liderazgo tendrá un cimiento sólido que se sostendrá aún en las tempestades más intensas.

Que Dios te dé la gracia para decir a cada paso de tu vida junto a Jesús: 
"Tu Palabra es verdad" (Juan 17:17).


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