El secreto de su éxito



"Los puritanos eran 'hombres de cámara', antes que nada...
Eran grandes predicadores porque también eran grandes rogadores que luchaban con Dios para obtener divina bendición sobre su predicación" (Joel Beeke - "La Espiritualidad Puritana y Reformada").

Algo que ilustra bien esto es una historia acerca de Robert Murray M'Cheyne.
Un hombre anciano de la Iglesia donde pastoreaba M'Cheyne advirtió la admiración en la cara de un visitante y le invitó a su estudio. "Dime", dijo el visitante, "habiendo estado bajo el ministerio de este piadoso hombre, ¿cuál es el secreto de su éxito?".
El anciano dijo al visitante que se sentara en el escritorio de M'Cheyne. Entonces, le pidió al hombre que pusiera sus manos sobre el escritorio; entonces, que pusiera su cara sobre sus manos y llorara. A continuación, los dos hombres caminaron hacia la sala de reunión de la Iglesia y ascendieron al púlpito. "Apóyese sobre el púlpito" dijo el anciano. "Ahora, extienda sus manos y llore". "Ahora ya sabe el secreto del ministerio de M'Cheyne".

Dios es la fuerza del ministerio de la Iglesia.
Aquellos que lo saben predican con corazones de rodillas...

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