Si él dice no, es que no es bueno comer



"Y cuando el diablo hubo acabado toda tentación, se apartó de él por un tiempo" (Lucas 4:13).

Esto no quiere decir que luego no haya seguido tentando a Jesús (Mateo 16:21-23, para citar sólo un ejemplo más). Sino que la imagen es mas bien la de un boxeador que golpea todo lo que puede a su contrincante, y cansado, se da cuenta que no ha producido absolutamente nada, por lo que decide apartarse un poco y repensar su ataque.

Según Hebreos 4:15, Jesús "fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado"
¡He aquí el gran héroe! ¡El gran vencedor!

¡Que diferencia con nosotros! El pecado puede llegar a ser una gran tentación porque en el fondo creemos que aportaría algo realmente bueno a nuestra vida. Por esto nos cuesta tanto decirle que no.

Dios dice "NO", pero nuestros sentidos humanos perciben, examinan, dan su veredicto y lo colocan dentro del listado de cosas que producirían un bien. Por lo que ahí se presentan dos ejércitos para la batalla: Dios dice que "no" pero algo en mí quiere hacerlo.
Mi carne no quiere hacerlo porque lo considere malo, sino a causa de ver el pecado de una forma muy diferente a como lo ve Dios (Efesios 4:22).
Eva no pecó porque quería hacerse un daño. ¡NO!
Dios dijo "no", pero ella "vio que el árbol era bueno para comer" (Génesis 3:6).

¡Esta diferencia de apreciación que nos lleva a ver como bueno lo que es malo para nosotros, es lo que aprovecha Satanás!
Eva al ver el árbol prohibido del Edén tenía sólo un impedimento: a ella le parecía que era bueno comer de él, pero Dios había dicho que era malo comer de él. ¡Este era su único freno!
¡Esa es exactamente la ocupación diaria de Satanás!

El no obliga a nadie a pecar. El simplemente se ocupa de que notes claramente el árbol y luego cuando se produce la diferencia interna entre lo que a tu carne le parece bueno y a Dios no… pumm…. Satanás se ve llamado a su trabajo...

Eva presenta su gran dilema: "Del fruto del árbol que está en medio del huerto dijo Dios: No comeréis de él, ni le tocareis, para que no muráis" (Génesis 3:3).

Como alguien dijo alguna vez: "Satanás es un oportunista". El vio allí presentada de forma alegre su fácil oportunidad. Eva percibía el árbol prohibido como bueno, sólo era necesario responder su gran pregunta: "¿cómo puede ser que Dios no lo vea igual?"
El diablo, con otras palabras, le explica que la razón era sencilla: Dios es un egoísta que quiere el bien para sí solo (Génesis 3:4,5).

A partir de ahí todo encajó para Eva. Para ella estaba claro. Sus sentidos le decían que comer de ese árbol era bueno, sus sentidos eran una fuente confiable, Dios tenía que tener malas intenciones al prohibirle disfrutar de ese bien.
Esta sigue siendo la base del porqué aún una persona nacida de nuevo puede sentirse tentada a hacer lo que Dios dice "no".
No se siente tentada porque crea que eso es malo, sino porque su carne percibe eso como un aporte bueno para sí mismo, y el orgullo la lleva a la siguiente pregunta: "soy el centro de todo, si algo es bueno, ¿por qué no?".

La necedad que continua en nosotros nos lleva a confundir pecado con algo bueno. A veces combatiendo intensamente para no hacerlo, otras veces entregándonos por creerle irrefrenablemente a sus promesas.

Aún Salomón, que según 1 Reyes 3:12 fue el hombre más sabio que existió, su sabiduría no fue lo suficientemente completa para no dejarse arrastrar por el pecado (1 Reyes 11).
Pero gloria a Jesús, EL dice de sí mismo: "he aquí más que Salomón en este lugar" (Mateo 12:42).
EL "fue tentado en todo según nuestra semejanza" (Hebreos 4:15), pero fue perfecto en cada decisión.

Ahhhh…. sin duda ¡nuestro gran héroe!...


Luis Rodas


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