Dios no se enamora de nosotros



“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito” (Juan 3:16).

Aquí Jesús nos habla de cierta medida: “Porque de tal manera”. Así, de esta manera, de esta forma tan grande.

William Hendriksen explica esta frase como: “en un grado tan infinito y en forma tan trascendentemente gloriosa” (“A Commentary on the Gospel of John”).

¿Un grado tan infinito de qué?
"Porque de tal manera NOS AMÓ".
A veces buscamos nuevas confirmaciones constantes del amor de Dios por nosotros en si responde o no a nuestros anhelos. Pero he aquí la muestra segura, firme y en magnitud suficiente del amor de Dios por ti:
"Porque de tal manera NOS AMÓ".

¿Cuál es esa magnitud?
"Que ha dado a su Hijo unigénito”
¿Cómo puede amarnos tanto? ¿Qué vio en nosotros para semejante amor?

Donald Carson hace algunos años escribió al respecto:
“Dios no se enamora de nosotros; EL pone su afecto en nosotros...
Pensemos en Carlos y Susana caminando a lo largo de la playa agarrados de la mano al final del curso académico. La presión de todo el año se ha disipado en la cálida brisa del atardecer... Carlos se vuelve a Susana, observa profundamente sus enormes ojos color avellana y dice: ‘Susana, te amo, de verdad’.

¿Qué es lo que quiere decir con eso?
Bueno, en nuestros días puede significar sólo que sus niveles de testosterona están elevados y quiere tener relaciones sexuales con ella. Pero si suponemos que tiene un mínimo de decencia... al menos querrá decir algo como esto: ‘Susana, lo eres todo para mí. No puedo vivir sin ti. Tu sonrisa me deja sin sentido desde cincuenta metros. Tu maravilloso buen humor, tus preciosos ojos, el aroma de tu pelo, todo en ti me deja paralizado. ¡Te amo!'.

Lo que seguramente no significa es algo así: ‘Susana, francamente, padeces una fuerte halitosis que avergonzaría a una horda de sucios elefantes después de comer ajos. Tu nariz es tan bulbosa que pareces un personaje de dibujos animados. Tu pelo está tan grasiento que serviría para lubricar un camión. Tus rodillas están tan desarticuladas que a tu lado un camello resulta elegante. Tu personalidad hace parecer a Atila y Genghis Khan como pobres debiluchos. ¡Pero te amo!’.

Así que Dios viene a nosotros y nos dice: ‘Te amo’.
¿Qué significa eso?
¿Significa algo así?: ‘Lo eres todo para mí. No puedo vivir sin ti. Tu personalidad, tu conversación ingeniosa, tu belleza, tu sonrisa, todo en ti me deja paralizado. El cielo sería aburrido sin ti. ¡Te amo!’.
Al fin y al cabo, eso se acerca mucho a lo que dicen algunas interpretaciones terapéuticas del amor de Dios. Debemos de ser maravillosos, porque Dios nos ama. Y el querido viejo Dios es muy vulnerable, y se encontrará en un estado espantoso a no ser que digamos que sí.

Cuando Dios dice que nos ama, ¿no está haciendo referencia mas bien a algo parecido a esto?:
‘Moralmente hablando, eres del tipo de persona de la halitosis, la nariz bulbosa, el pelo grasiento, las rodillas desencajadas y la personalidad abominable. Tus pecados te han convertido en algo asqueroso. Pero te amo de todas formas, no porque seas atractivo, sino porque amar forma parte de mi naturaleza.... He puesto mi afecto en ti desde la fundación del universo no porque tú seas más sabio o mejor o más fuerte que otros, sino porque por gracia escogí amarte.

Tú eres mío, y serás transformado. Nada en toda la creación puede separarte de mi amor por medio de Jesucristo (Romanos 8)’”
(“The Difficult Doctrine of the Love of God”).


Luis Rodas


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