Haciendo memoria de Él



Los judíos siguen un orden muy antiguo para celebrar la Pascua. Ya en la época de Jesús se seguía este orden que en hebreo se dice “séder”. Es una especie de programa donde se detalla cada paso a seguir. La “Hagadá”, (“narración”) libro guía del ceremonial pascual judío que se realizaba en la época contemporánea a Jesús. “el más popular de la literatura hebrea” (leer aquí), contiene este orden y está basado, según los judíos, en las prácticas del templo de Jerusalén (ver aquí).

En este libro dice:
“...es nuestro deber agradecer, loar, alabar, glorificar, ensalzar, adorar, bendecir, enaltecer y honrar a Aquél que realizó todos estos milagros para nuestros padres y para nosotros. Nos sacó de la esclavitud a la libertad, de la tristeza a la alegría, del duelo a la festividad, de la profunda oscuridad a la gran luz, y de la esclavitud a la redención. Por ello, entonemos ante El ¡Haleluiá -- Alabad a Dios!”

“Alce la bandeja con las matzot (pan) y diga:
Este es el pan de aflicción que nuestros antepasados comieron en la tierra de Egipto. Quienquiera tenga hambre, que venga y coma; quienquiera esté en necesidad, que venga y celebre el Séder de Pésaj.
Jesús dijo: “Yo soy el pan de vida; el que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás” (Juan 6.35)".

Se coloca a un lado la bandeja con las matzot,  y se llena la segunda copa de vino. Ahora el niño pregunta ‘¿Qué hace diferente esta noche de todas las demás noches?’:
Esclavos fuimos para el Faraón en Egipto, y Adonai, nuestro Dios, nos sacó de allí con mano fuerte y brazo extendido. Si el Santo, bendito sea, no hubiera sacado a nuestros padres de Egipto, nosotros, nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos hubiéramos continuado subyugados al Faraón en Egipto”.

El pan, según la Hagadá, se debe partir: “Tome la matzá del medio y pártala en dos, un trozo más grande que el otro” (ver aquí).

Joachim Jeremias: “Era obligado fijarse especialmente en tres partes esenciales de la cena: Rabban Gamaliel (hacia el año 30 d.C. dijo: ‘No cumple su obligación quien no menciona (interpretándolas) estas tres cosas en la cena pascual: el cordero, el pan y las hierbas amargas (Exodo 12:8)’ La continuación del pasaje muestra de qué forma procedía la interpretación: ‘El cordero pascual (se debe interpretar así): Dios pasó de largo (Pascua), respetando las casas de nuestros padres en Egipto (Exodo 12:27); las hierbas amargas: los egipcios amargaron la vida de nuestros padres en Egipto (Exodo 1:14); el pan: nuestros padres fueron liberados de Egipto’...” (Joachim Jeremias - “La última cena”. Pag. 58).

Este es el por qué Jesús con los discípulos tomaron vino y compartieron el pan.
Pero en la Cena del Señor, reflejando la verdadera Pascua, que es Cristo, el pan simboliza el cuerpo del Señor: 1 Corintios 11:24.
Al partirlo recordamos que su cuerpo fue “molido por nuestros pecados” como dice Isaías 53:5.
Y el vino simboliza su sangre que derramó por nuestra redención: 1 Corintios 11:25
Lucas 22:17 dice: “Y habiendo tomado la copa dio gracias”.
El Hagadá enseña que debían decir: “Bendito eres Tú, Adonai, nuestro Dios, Rey del universo, que crea el fruto de la vid”(leer aquí).

Lucas 22:19 dice: “Y tomó el pan y dio gracias”. Pero 1 Corintios 10:16 dice que “bendecimos” la copa. ¿Es lo mismo dar gracias que bendecir?
El Hagadá enseña que debían decir: “Bendito eres Tú, Adonai, nuestro Dios, Rey del universo, Creador del fruto de la tierra” (ver aquí).

El fue el “Cordero que fue llevado al matadero” (Isaías 53:7). Así como en Egipto un cordero tomaba el lugar de cada familia. Así lo hizo Cristo. El cordero moría para que esa familia no muriera. De la misma manera Cristo murió en nuestro lugar.

“Por último, se sirve el vino antes de sentarse a la mesa, reservando una copa llena para el profeta Elías (la esperanza del Mesías), huésped invisible de las cenas pascuales. Se beben cuatro copas, una por cada expresión con que la Torá menciona la redención de Israel: Hotzeti ‘os sacaré… de los trabajos forzados de los egipcios’, Hitzalti ‘os libraré… de su servidumbre’, Gaalti ‘os redimiré… con el brazo extendido’ y Lakajti ‘os tomaré… por mi pueblo’.”(aquí).
Según Samuel Pérez Millos, la tercera copa se la llamaba “la copa de bendición” (“Comentario exegético al texto griego del NT - Mateo”. Pag. 1838).
Vemos en 1 Corintios 10:16 “la copa de bendición”.

Esta pascua debía ser recordada para siempre.
Antes de la muerte de los primogénitos el Señor le dijo a su pueblo: “Este día os será en memoria, y lo celebraréis como fiesta solemne para Jehová durante vuestras generaciones; por estatuto perpetuo lo celebraréis” (Exodo 12.14).

Lo mismo sucede con la Cena del Señor:
Antes de morir Jesús, el primogénito, les dijo a sus discípulos:
“Haced esto en memoria de mí” (Lucas 22:19).
“memoria” (“anámnesin”):  “hacer presente un objeto o persona del pasado” (Roch Kereszty - “Redescubriendo la eucaristía”).

Y Pablo escribió: “Todas las veces que comiereis este pan, y bebiereis esta copa, la muerte del Señor anunciáis hasta que él venga” (1 Corintios 11:26).

Sacramento
Se enseña que la Cena del Señor es uno de los dos “sacramentos” ordenados por el Señor.
Se cree que el primero en usar este término (“Sacramento”) fue Tertuliano, nacido en el año 160 d.C.
Agustín definió la palabra “sacramento” como “una señal”. El dijo: “las señales cuando están conectadas a cosas divinas son llamadas sacramentos” (“Cartas”. Pag. 138).
¿Qué es una señal?
Diccionario Bíblico Ilustrado Holman: “Símbolo, acción o acontecimiento que indica algo más allá de sí mismo” (Pag. 1471).
En Génesis 9 encontramos que el Señor pacta con Noé y la señal es el arco iris.

Jesús convierte agua en vino y en Juan 2:11 dice "Este principio de señales hizo Jesús en Caná de Galilea, y manifestó su gloria; y sus discípulos creyeron en él".

Una señal indica algo más allá de sí mismo.
Ej: El anillo de bodas. Ningún anillo puede tener el mismo valor para mí.
¿Qué beneficio puedo tener al llevar el anillo?
Pero este anillo es sumamente especial para mí.
¿Lo es la señal de la Cena del Señor para nosotros?

La “Cena del Señor” es una señal (sacramento) que indica más allá de sí misma.
Esta es una de las razones por las que estamos buscando tener un poco más de enseñanza con respecto a la Cena del Señor.
Hipólito de Roma del siglo III en su “Tratado de la tradición apostólica” aconsejaba que antes de que alguien participara de la Cena del Señor se debía instruir al nuevo creyente por 3 años (Regulación 17).
William Barclay explicó muy bien que si antes no se da una buena instrucción sobre el tema “esto degenera en ritualismo y superstición” (“La Cena del Señor”. Pag. 5).

La Cena del Señor es una señal que debe ser bien comprendida por los que participan de ella.
Charles Simeon escribió que, al celebrarla, “expresamos nuestra seguridad en su sangre como los judíos lo hicieron en la sangre del cordero pascual” (“Comentario 1 Corintios”. Pag. 290).
Esto debe ser verdad para quien participa de la Santa Cena.
La Iglesia Católica ha hecho una locura de la Cena del Señor diciendo que el pan y el vino se transforman literalmente en el cuerpo y la sangre de Jesús.
Otros para que la gente valore más la Santa Cena han enseñado que no comemos el cuerpo y la sangre literalmente del Señor pero sí espiritualmente.
Parece que no nos es suficiente el simple hecho de separar un momento para celebrar recordando a Jesús y su obra por nosotros. Como que si es solo eso no nos interesa mucho ¿verdad?
Sin embargo los judíos viajaban cada año desde los lugares más remotos de Judea a Jerusalén para conmemorar su liberación.
Pero la Cena del Señor es una señal que celebra y recuerda al Señor y su obra por nosotros. En latín la llamaban un “verbum visibile” (una predicación visible) (James Denny - “1 Corintios”. Pag. 56).

El tono final de la Pascua es de gozo. Para terminar cantaban el “Hallel” (Marcos 14:26).
John MacArthur explica que el Talmud ordenaba que se cantarán los Salmos del 113 al 118 durante la Pascua. Por lo que es muy probable que terminaran con el Salmo 118 (“Biblia de Estudio MacArthur”. Pag. 1298).
Esto lo confirma el “Hagadá”.
En él encontramos el Salmo 118 como final de la Pascua.


Luis Rodas


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