Hasta que hay un precio



Todos somos "cristianos" hasta que hay un precio en el medio.
Todos hablamos muy bonito y nos aprendemos de memoria las frases de este y del otro, hasta que debemos respaldar con nuestras decisiones lo que hemos dicho.
Todos nos atragantamos con las palabras más radicales hasta que la llamada tiene un costo.

Es como si estás hablando por teléfono y la llamada es gratis. Tú hablas y hablas. Te detienes tranquilo, piensas un poco, y luego sigues parloteando sin mirar cuantos minutos van de llamada.
Pero al otro día, vuelves a usar el teléfono. Solo que esta vez te avisan que la llamada ya no es gratis, sino que te cobrarán 5 dólares por palabra que digas.
Uffff.... Todo cambia ¿no?
De seguro antes de comenzar la llamada intentarás organizar lo que realmente quieres decir, lo anotarás, y luego lo dirás de la manera más clara.
¿Por qué?
Porque la llamada ahora tiene un costo alto...

Esto es lo que ha pasado a lo largo de la historia en la Iglesia...
Es muy fácil ser hipócrita cuando no hay ningún costo...
Es muy fácil cantar canciones, comentar la gran palabra predicada en una reunión, adular al predicador, discutir doctrinas y hablar, hablar y hablar....
Es muy fácil simular ser una maravillosa y fructifera "buena tierra" que "produce a ciento, a sesenta, a treinta por uno" (Mateo 13:23)... Pero todo cambia cuando viene la prueba...
Cuantos miles y miles de habladores no son más que semillas "sembradas en pedregales... oyen la Palabra, y al momento la reciben con gozo; pero no tienen raíz en sí, sino que son de corta duración, pues al venir la aflicción o la persecución por causa de la Palabra, luego tropiezan" (Mateo 13:20,21).

Estos estarán a tu lado como Timoteo con Pablo, pero luego, cuando las palabras tienen precio se transformarán sin problema de conciencia en Demas, del cual Pablo escribió: "Demas me ha desamparado. amando este mundo" (2 Timoteo 4:10).
¡Qué triste!... ¿Podrán existir palabras más tristes que esas?...
Pablo preso por el evangelio... y aquel que seguramente se habría llenado la boca cuando todo era fácil... ahora se iba buscando caminos menos peligrosos... pastos frescos donde descansar... nuevos teléfonos gratuitos donde parlotear de sus grandes deseos de servir a Cristo...

Yo he conocido gente así.
Gente muy parecida a un chiste muy viejo:
Una manaña caminaban una gallina y un cerdo por el campo. De pronto se dijeron: "¿Y si desayunamos juntos?".
"Uhhhh... qué buena idea", se dijeron.
A lo que la gallina agregó muy contenta: "Muy bien, tengo una idea. Yo pongo los huevos y tú pones el jamón"....
El cerdo bajó su cabeza... se puso muy serio... y respondió: "Uffff.... vaya... Decir eso para ti es fácil.... A ti te costará solo un pequeño esfuerzo... A mí me costará la vida"...

A lo largo de tu caminar en Cristo encontrarás muchas gallinas...
Ellos hablarán de darlo todo, morir por Cristo, de esto y de aquello... Y aun serán los más exigentes a la hora de demandarle a los demás... Pero cuando te pares a mirar bien la situación te darás cuenta que ellos siempre ocupan el lugar de la gallina y tú el del cerdo...
Hasta que un día ellos tienen la oportunidad inmejorable de ya no solo hablar... sino confirmar con su vida todo lo que han hablado....
Pero.... ay.... ufff.... Ahí todo cambia..... De pronto dirán: "Ayyyy.... No se... no lo tengo claro.... Estoy confundido.... Yo creo que eso es demasiado extremo.... Creo que el camino se ve más lindo por aquí.... Adios..... Chau.... Nos vemos...."

C.T. Studd los llamó "soldados de chocolate" que ante el calor de la prueba se derriten con toda facilidad.

Imaginate a Demas pensando: "Uffff.... El Señor me ha bendecido librandome de la persecución y el sufrimiento que tenía junto a Pablo.... Ahora estoy más tranquilo.... El Señor también es amor... Qué bueno... Aquí siento paz... Y Dios es paz.... He encontrado un bonito nuevo camino por donde transitar... Qué bendición".
Y Dios diciendo: "Demas ha desamparado a Pablo, amando este mundo" (2 Timoteo 4:10).

Algunos creen que encuentran un camino menos escabroso... Y es cierto... Ese camino no tiene grandes dificultades en este mundo....
Jesús lo llamó "camino espacioso" (Mateo 7:13,14)... El problema es que Jesús dijo que ese camino "lleva a la perdición"...

No se trata de donde vives ni junto a quien estás.... Se trata de por qué vives donde vives y por qué estás con quien estás...
A algunos, en medio de la persecución y las aflicciones, Dios les dirá: "Cuando os persigan en esta ciudad, huid a la otra" (Mateo 10:23).
Y tendrán que dejarlo todo... Morir a su comodidad y seguridad y seguir a Cristo...
Otros tendrán que seguir fieles donde Dios los puso y seguir a Cristo... Pase lo que pase...

La pregunta es: ¿Por qué estás donde estás? ¿Por qué vives como vives? ¿Por qué haces lo que haces?
¿Tus decisiones son el fruto de una vida rendida y sacrificada ante tu Señor?

¿Eres la gallina parloteando o el cerdo entregando su vida?
¿Eres como Demas decidiendo qué es lo más bonito para tu amada vida o como Pablo diciendo "ni estimo mi vida preciosa para mí mismo" (Hechos 20:24)?

Es tu decisión... Tú eliges amar tu vida o perderla por amor a Cristo (Filipenses 3:7,8).
Pero ahí están las palabras de Jesús eternas, inconmovibles: "El que ama su vida, la perderá; y el que aborrece su vida en este mundo, para vida eterna la guardará" (Juan 12:25).


Luis Rodas


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