LAGRIMAS QUE EMBELLECEN. Primeros pensamientos del día.


"Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy en angustia;
Se han consumido de tristeza mis ojos, mi alma también y mi cuerpo” (Salmo 31:9)

Thomas Watson (1620-1686):
“Aquí vemos en éste salmo que la angustia del corazón se desliza hasta los ojos.
Un hombre piadoso es una persona que llora.

Alguien puede decir: '¿Por qué?. ¿No fue perdonado su pecado y eso es la fuente de su gozo?. ¿Por qué llora?'.
Respuesta: Un hombre piadoso encuentra suficientes razones para llorar en el pecado que habita en él.
Su naturaleza es una fuente envenenada.
Una persona regenerada sufre que carga en él lo que es enemigo de Dios: pecado.
Su corazón es como un gran mar en el que hay seres innumerables (Salmo 104:25): pensamientos vanos y pecaminosos.    

- Un hijo de Dios se lamenta de la maldad oculta; él tiene más mal en él de lo que puede darse cuenta.
Moran estos tramados en su corazón que no puede rastrear… un mundo desconocido de pecado. '¿Quién podrá entender sus propios errores?' (Salmo 19:12).

- Un hombre de Dios llora por su corrupción persistente. Si él pudiera deshacerse del pecado, encontraría consuelo, pero ¡no puede quitarse de encima esta víbora!. ¡El pecado se aferra a él como la lepra!.
Aunque un hijo de Dios abandona el pecado, su pecado aún no lo abandona a él.
El pecado fue vencido pero se le concedió permanecer un tiempo más con vida. Y mientras tanto aflige al hombre de Dios.

Los persas eran enemigos diarios de los romanos y siempre estaban invadiendo sus fronteras. Así 'los deseos carnales batallan contra el alma' (1 Pedro 2:11). Y no hay cese de la guerra hasta la muerte.
¿No causará lágrimas todo esto?.

Pablo escribió: 'Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago’ (Romanos 7:19).
Pablo era como un hombre llevado río abajo.

Un corazón piadoso se entristece al ver que no puede ser más santo. Le aflige ver como quebranta lo que Dios estableció. El clama: ‘Como quisiera amar al Señor con todo mi corazón. Pero cuán defectuoso es mi amor. ¡Cuán lejos estoy de lo que debería ser!’.

Pero estas lágrimas de arrepentimiento tienen tal valor para Dios que EL las guarda en su redoma (Salmo 56:8).
Son lágrimas que embellecen. Una lágrima de quebrantamiento en un ojo adorna más que un anillo en la mano. Son aceite que hace brillar el rostro (Salmo 104:15).
El arrepentimiento puede tener sabor amargo a la carne, pero es enormemente refrescante para el alma”.
("The Godly Man's Picture")







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