“Porque todo aquel que hace lo malo, aborrece la luz” (Juan 3:20).
Estas palabras se cumplieron con exactitud en la vida de Jesús, el mundo le aborreció.
No se trata de un sentimiento de indiferencia, no es una molestia. Aquellos que permanecen en rebeldía contra Dios tienen un profundo aborrecimiento a Jesús. No hace más falta que leer los evangelios y ver como lo difamaban, buscaban matarlo, hasta que por fin lo apresaron, golpearon, escupieron y finalmente lo asesinaron de la peor manera que pudieron encontrar.
Así Jesús, antes de morir, nos advirtió con toda claridad que si esa luz también estaba en nosotros, el mundo la aborrecería de igual modo.
El dijo: "Si el mundo os aborrece, sabed que a mí me ha aborrecido antes que a vosotros" (Juan 15.18).
Y tenlo claro, no esperes que su odio tenga lógica. No digas: "¿qué les hice?" No te sorprendas de que su ataque sea injusto. NO esperes justicia en sus manos. Sus manos quieren sangre. Y si no se detuvieron en el "Santo de Dios" (Marcos 1:24), no pienses que se detendrán contigo. Si no tuvieron el menor reparo de ser injustos con Aquel que no cometió pecado (Hebreos 4:15), ¿qué no te harán a ti?
Tu única seguridad y el único límite de los que aborrecen la luz, es la voluntad de Dios.
Mira cuanta seguridad se encuentra en aquellas palabras del apóstol Pedro en 1 Pedro 4:19: "Los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador".
¿Lo puedes ver?
"Los que padecen según la voluntad de Dios".
No estás a libre disposición de tus enemigos. ¡Estás en las manos de Dios!
Los que aborrecen la luz no pueden hacernos sufrir una milésima de segundo más ni menos que lo que la voluntad de Dios ha determinado.
Confía en EL. Aún en la noche más oscura y en los ataques más eficaces, despiadados y milimétricamente dirigidos.
Confía en EL. "Encomienda tu alma al fiel Creador".
Pronto "nacerá el sol de justicia y en sus alas traerá salvación" (Malaquías 4:2).
Luis Rodas
.
0 comentarios:
Publicar un comentario