Que suene la sinfónica de Dios



Para entender mejor esta última parte de "Algunos consejos prácticos para nuestros tiempos de adoración" te recomiendo que leas primero las anteriores:
- 1- Algunos consejos prácticos para nuestros tiempos de adoración
- 2- Huyendo de la obra de teatro hacia Dios
- 3- La adoración más intensa: cuando nadie nos ve
- 4- La adoración viene luego de contemplar la hermosura de Dios
- 5- ¿Dios habita en la música o en la alabanza, de su pueblo?
- 6- Cuando adores puedes repetir, pero... ¡cuidado!
- 7- Dos extremos peligrosos en la adoración
- 8- Reuniones llenas de "santificado sea tu nombre"
- 9- ¿Podemos establecer con alabanza el reino de Dios?
- 10- Amamos nuestra patria
- 11- Directores de alabanza: están ante gente con necesidades
- 12- ¡Revolucionemos nuestras reuniones de adoración a través del PERDÓN!
- 13- Aprendiendo a adorar en la tormenta
- 14- Una ventana para ver la gloria de Dios

En el anterior artículo vimos que todo lo que hacemos debe ser un fruto de nuestra adoración a Dios.
En el final del llamado "Padre Nuestro" encontramos:
"Y no nos metas en tentación, mas líbranos del mal; porque tuyo es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén" (Mateo 6:13).

Nuestras oraciones no son agradables a Dios si no tienen como fundamento principal la adoración a Dios.
Nuestras predicaciones en la Iglesia no son agradables a Dios si no tienen como fundamento principal la adoración a Dios.
Nuestras ofrendas en las reuniones no son agradables a Dios si no tienen como fundamento principal la adoración a Dios.
Nuestros tiempos de alabanza y adoración no son agradables a Dios si no tienen como fundamento principal la adoración a Dios.

Podemos adorar a Dios sin todas estas cosas, pero NO podemos hacer todas estas cosas, de manera genuina y agradable a Dios, SIN ADORACIÓN A DIOS.

Dios no tiene hambre
Esto podemos verlo más claro en uno de los salmos que compuso Asaf: el Salmo 50.
El Señor amonesta al pueblo de Israel diciendo:
"Oye, pueblo mío, y hablaré; Escucha, Israel, y testificaré contra ti: Yo soy Dios, el Dios tuyo.
No te reprenderé por tus sacrificios, Ni por tus holocaustos, que están continuamente delante de mí"
(Salmo 50:7,8).

El problema NO eran los sacrificios de animales que hacían en el templo. El pueblo de Israel no paraba de hacerlos, como nosotros no paramos cada domingo de reunirnos en las congregaciones.
Pero Dios sigue diciendo:
"No tomaré de tu casa becerros, Ni machos cabríos de tus apriscos.
 Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados" (Salmo 50:9,10).

Los judíos le ofrendaban animales a Dios en el templo como diciendo: "Bueno, ya está. ¡Cumplimos!".
Y Dios dice: "Ustedes no están entendiendo. En realidad esos animales que me dan, son míos. Yo los hice".
Y continúa:
"Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.
 Si yo tuviese hambre, no te lo diría a ti; Porque mío es el mundo y su plenitud.
 ¿He de comer yo carne de toros, O de beber sangre de machos cabríos?" (Salmo 50:11-13).

Jaja... Es como si Dios dijera: "Ustedes me entregan estos animales como si me hicieran un favor o como si yo tuviera hambre. Esta NO es la razón por la que yo les ordené estos sacrificios. Si su corazón está lejos de mí, estos sacrificios NO sirven DE NADA. Lo que ustedes me están dando en realidad es mío y yo podría crear trillones de animales donde a mí se me ocurriera".
Y finalmente completa su demanda diciendo qué es lo que SÍ pide:
"Sacrifica a Dios alabanza, Y paga tus votos al Altísimo" (Salmo 50:14).

Todos sus cultos, ceremonias, ritos, reuniones, asambleas, sacrificios, ofrendas, fiestas solemnes, y demás, NO TENIAN NINGUN SENTIDO si en su corazón no había alabanza a Dios.

Como muy bien escribió Hans Joachim Kraus, el teólogo reformado alemán: "mientras que la acción de gracias puede llevarse a cabo sin el sacrificio, el sacrificio no puede ofrecerse sin la acción de gracias" ("Los Salmos. Vol.1". Pag. 705).

El pueblo de Israel podía ofrecer continuamente miles de sacrificios de animales y cumplir con todos los ritos demandados por la ley, pero Dios decía: "Si todo lo que hacen no es el fruto de su alabanza hacia mí, es como si creyeran que yo les pedí que me sacrifiquen animales porque tengo hambre".

El ingrediente fundamental
Por esto el Señor les dijo claramente: "Sacrifica a Dios alabanza".
No les decía que no debían hacer sacrificios de animales. EL mismo se los había ordenado por medio de Moisés.
Pero todo lo que hacían no tenía sentido si su intención no era adorar a Dios.

Así, de la misma manera, podemos decir hoy en el Nuevo Pacto:
Si lo que hacemos no es una expresión de nuestra adoración a Dios, NO ES NADA.
Está claro:
Podemos alabar a Dios sin canciones de alabanza, pero no podemos hacer canciones de alabanza, sin alabanza en nuestra corazón.
¡Esto no es ni alabanza ni nada!
Y todo lo que hacemos debe tener como intención principal el adorar a Dios.
Así podemos decir que:
Para que una reunión de nuestra Iglesia sea correcta DEBE ADORAR A DIOS principalmente.
Para que una predicación en nuestra Iglesia sea correcta DEBE ADORAR A DIOS principalmente.
Para que una ofrenda que puedas dar en la Iglesia sea correcta DEBE ser hecha con la intención principal de ADORAR A DIOS.

Simplemente porque es de ÉL
Dios NO necesita de nuestras canciones, nuestras reuniones, nuestra predicación ni nuestro dinero: "Si yo tuviese hambre no te lo diría a ti; porque mío es el mundo y su plenitud" (Salmo 50:12).
Pero ÉL dice: "Sacrifica a Dios alabanza" (Salmo 50:14).
Que todo lo que hagas, que todo lo que des, que todo lo que digas, sea un fruto visible de un corazón que me adora A MÍ.

Y esto no se lo damos porque EL lo necesite. ¡NO! Sino simplemente porque le pertenece.
El verso dice completo: "Sacrifica a Dios alabanza. Y paga tus votos al Altísimo" (Salmo 50:14).

Si me lo das, te lo doy
Esto nos recuerda a Ana. Ella era estéril y tenía un gran dolor por no poder tener hijos. De manera que hizo un "voto" (1 Samuel 1:11) a Dios diciendo: Si "dieres a tu sierva un hijo varón, yo lo dedicaré a Jehová todos los días de su vida" (1 Samuel 1:11).

Dios le concedió su petición dándole un hijo que con los años se convirtió en el profeta Samuel.
Ana, "después que lo hubo destetado" (1 Samuel 1:24) lo llevó al templo y se lo dejó al sacerdote Elí para que sirva en el templo.
Ana cumplió su "voto" y le dio a Dios lo que le pertenecía.

Así podemos nosotros "pagar nuestros votos al Altísimo". Dándole lo que le pertenece (Salmo 56:12).
Jesús dijo:
"Entonces les dijo: Pues dad a César lo que es de César, y a Dios lo que es de Dios"
(Lucas 20:25).

Nuestra vida NO es nuestra
"POR PRECIO FUE COMPRADA" (1 Corintios 7:23) por aquel que "murió, para que los que viven, ya no vivan para sí,sino para aquel que murió y resucitó por ellos" (2 Corintios 5:15).

Al vivir para adorar a Dios simplemente estamos dándole a Dios lo que le pertenece:
"Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios"
(1 Corintios 6:20).

El mandato es "Glorificad, pues, a Dios".
El nos ha hecho un instrumento en medio de una grandísima sinfónica que suena hermosamente para la gloria de Dios.
Juan Calvino lo llamó "el perfecto concierto de la naturaleza" ("Institución de la religión cristiana". Pag. 5).

Entendamos: No somos el ejecutor, no somos la música, ni tampoco el receptor.
Apenas somos un instrumento creado por el Luthier Divino.
El Ejecutor es Dios, la Música que suena son los atributos altísimos de Dios, y el Receptor es Dios.

Por más que intente ser el ejecutor, este instrumento débil no sonará. Necesita de las manos virtuosas de aquel que hace maravillas con Sus instrumentos.
Como está escrito en el libro de Andrew Murray, "Esperando en Dios": "No dudes ni un momento lo que puede hacer EL por ti. Tú, en cambio, nada puedes hacer. Pero EL realizará la obra sin desmayo; obra que tus mejores esfuerzos nunca harían" (Pag. 2).
Y luego nos insta a ser, simplemente, "en sus manos instrumento pasivo poseído por Dios" (Pag. 2).

¿Cómo este poco de barro puede glorificar, por sí mismo, a aquel que "cuenta el número de las estrellas" y aun "a todas ellas llama por sus nombres" (Salmo 147:4)?
¿Cómo un instrumento inerte podrá por sí solo tocar melodías y acordes sublimes que honren al Creador?
¡Imposible!
Es Dios mismo quien ejecuta sus Inmejorables y Bellísimos atributos a través de los instrumentos que EL mismo creó. Y los hace sonar como solo EL puede, para alabanza de sí mismo (Proverbios 16:4; Isaías 43:7; Isaías 60:21; Isaías 61:3; Efesios 1:6,12,14).
Así EL es el Ejecutor, sus atributos altísimos son la Música, y EL mismo el Receptor.

¡ES DIOS MISMO QUIEN SE GLORIFICA A TRAVÉS DE NUESTRAS VIDAS!
Nosotros jamás podríamos hacer magna tarea.

Pero EL nos ha dado el enorme privilegio de posar sus manos sobre nosotros y formar parte de la sinfónica de Dios.
Así es como los 150 salmos concluyen hablando de este Gran Concierto:
"Alabadle a son de bocina; Alabadle con salterio y arpa.
 Alabadle con pandero y danza; Alabadle con cuerdas y flautas.
 Alabadle con címbalos resonantes; Alabadle con címbalos de júbilo.
 Todo lo que respira alabe a JAH. Aleluya" (Salmo 150:3-6).

Silencios en la Partitura
Y, como en toda sinfónica, hay momentos cuando algunos instrumentos dejan de sonar. En esos compases algunos guardan silencio por elección del Compositor y Director, para luego unirse en algún "Crescendo" y explotar en exuberante gozo sublime.
Así, hay momentos en nuestras vidas donde el Glorioso Ejecutor parece no usarnos en Su Sinfónica.
Pero tranquilo: son momentos donde la Gran Partitura de Dios manda a que tú guardes silencio. Pronto llega nuevamente tu turno y las corcheas, fusas y semifusas volaran hacia los cielos con inconfundible virtud.

En otros casos...
En otros días, ya notarás con más claridad que tú, como instrumento, estás FUERA de la Sinfónica. No por algunos silencios en la Partitura Divina, sino porque el Ejecutante ha notado algunas imperfecciones en Su Instrumento, y ha decidido llevarte al Taller de Reparaciones.
Puede que te sientas mal por no sonar en aquel tiempo. También es muy probable que el trabajo de ajuste y reparación del Luthier te parezca doloroso en extremo. Puede que grites del dolor y pienses: "¿Por qué todo esto? ¿Acaso no ves que no puedo más?". Y por momentos pensarás que no tiene sentido tenerte en aquel Taller cuando podrías estar deleitando con tu sonido.
Pero recuerda: Tú solo eres un instrumento. No sabes de tiempos, compases, melodías, acordes, contratiempos, propósitos y planes eternos.... PERO TU CREADOR, EJECUTOR Y DIRECTOR.... SÍ...
Son momentos para repetirse a uno mismo: "Alma mía, en Dios solamente reposa" (Salmo 62:5).

En el momento justo, oportuno e inmejorable, serás llevado nuevamente a la Sinfónica Imponente, y aquellas Manos suaves, firmes y prodigiosas te conducirán en "suprema alabanza" (Salmo 145:3).

Pero nunca lo pierdas de vista:
Aquella Música es dirigida principalmente hacia el Palco en la "Altura y la Santidad" (Isaías 57:15), aquel en forma de "trono alto y sublime" (Isaías 6:1). Allí donde está el Rey en Majestad cuyas "faldas llenan el templo" (Isaías 6:1).
Esta Orquesta y sus Sublimes Armonías serán escuchadas por muchos. Algunos aplaudirán y otros se levantaran en el teatro enojados, gritando y blasfemando.
No te confundas:
Ni te aplauden a ti, ni se enfurecen contigo. Nuevamente: tú eres solo un instrumento.
Tú solo se dócil al Ejecutor que jamás erró una sola nota, y mantén tu mirada hacia aquel Palco de Honor. Aquel "Excelso... que se sienta en las alturas" (Salmo 113:4,5) y "se humilla a mirar" sus instrumentos (Salmo 113:6) es TU PRINCIPAL AUDIENCIA.
Si a EL le gusta, y al finalizar la Obra dedicada a EL, ofreciera estas palabras: "Bien, buen siervo y fiel" (Mateo 25:23), YA ESTÁ. Debes saber que ese es el MÁXIMO PRIVILEGIO al que puede aspirar un instrumento del REY.

Lo que digan los demás, NO CUENTA
Como le dijo un instrumento útil a unos Corintios presuntuosos:
"Yo en muy poco tengo el ser juzgado por vosotros, o por tribunal humano; y ni aun yo me juzgo a mí mismo" (1 Corintios 4:3).
El agregó: "El que me juzga es el Señor" (1 Corintios 4:4).
O en otras palabras: "Mis melodías suenan para el Rey. El es mi Audiencia. El sabrá cómo le sirvió este instrumento".

Solo mantén tus oídos abiertos a aquellos que genuinamente envía el Rey para mejorar tu servicio a EL (Proverbios 12:15; 15:32; 19:20).

Músicos de nuestras congregaciones y hermanos que nos congregamos semanalmente en nuestras Iglesias:
La razón de nuestra existencia es la adoración a Dios.
Cualquier cosa que hagamos que no cumpla esta función principal y no sea hecha con este propósito principal, o está mal hecha o no es la voluntad de Dios.

Como muy bien escribió Charles Simeon: "La religión del cielo es vivir en adoración a Dios. De día y de noche. Esto lo encontramos en Apocalipsis 4:8-11: 'no cesaban día y noche'.
Y tal cosa, de acuerdo a la medida de gracia que nos fue dada, será la disposición y habito de todos aquellos que genuinamente están vivos para Dios" ("Horae Homileticae. Vol 5. Pag. 383,384).

Esta es la razón por la que estás en el grupo de alabanza.
Esta es la razón por la que nos congregamos.
Y aun es la razón por la que eres padre, madre, hijo, hija, trabajador, estudiante, predicador, pastor, ujier, ciego, caminante sobre tormentas, bello instrumento, o lo que sea que el Luthier de planes Perfectos haya determinado.

Cada cosa en su lugar
Cuando entendemos que solo somos parte de la más grande Sinfónica que pueda existir, TODO toma su lugar.
"Sacrifica a Dios alabanza. Y paga tus votos al Altísimo" (Salmo 50:14), "porque (suyo) es el reino, y el poder, y la gloria, por todos los siglos. Amén" (Mateo 6:13).

NO eres Digno de intentar tocar TUS melodías en el instrumento que Dios te hizo, para ejecutar alabanzas hacia ti, ni de usarlo como quieres.
Eres el INSTRUMENTO DE DIOS. Ejecutado por él y para él. "Creado por medio de él y para él" (Colosenses 1:16).
Déjate reposar en sus manos y que suene la SINFONICA DE DIOS.
"Escucha esto, Job; Detente, y considera las maravillas de Dios.
 ¿Sabes tú cómo Dios las pone en concierto, Y hace resplandecer la luz de su nube?" (Job 37:14,15).

¡Que nuestras reuniones en las congregaciones se llenen de la SINFONICA DE DIOS!

Un abrazo a todos aquellos que siguieron esta serie paso a paso. Que el Señor nos dé sabiduría, un corazón apasionado por EL y una rendición total.
OH PRECIOSO EJECUTOR: Pon tus dedos y haz sonar tus melodías exactas y altísimas en este instrumento. Estaré mirando tu rostro en el Palco.


Luis Rodas


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