Una enorme y vital diferencia



“No hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado” (Juan 2:16).

Como hablamos en el último devocional, debemos entender que estas palabras de Jesús en el templo de Jerusalén no son una licencia para la rebelión.

Para esto la carta de Judas puede servirnos de gran ayuda.
En el versículo 3 nos insta a "contender ardientemente por la fe". Pero unos versículos después nos enseña claramente que esto en absoluto es una licencia a la rebelión. Por el contrario, la actitud rebelde y contenciosa es expuesta en la carta como característica de las personas peligrosas para el evangelio:

"No obstante, de la misma manera también estos soñadores mancillan la carne, rechazan la autoridad y blasfeman de las potestades superiores" (Judas 8).

El apóstol Pedro escribió algo similar:
"Y mayormente a aquellos que, siguiendo la carne, andan en concupiscencia e inmundicia, y desprecian el señorío. Atrevidos y contumaces, no temen decir mal de las potestades superiores, mientras que los ángeles, que son mayores en fuerza y en potencia, no pronuncian juicio de maldición contra ellas delante del Señor.
Pero éstos, hablando mal de cosas que no entienden, como animales irracionales, nacidos para presa y destrucción, perecerán en su propia perdición" (2 Pedro 2:10-12).

La primera palabra que usa Pedro en este pasaje es: "atrevidos".
La versión Peshitta traduce: "insolentes".

La segunda palabra es: "contumaces" ("audsádes" en griego).
El Diccionario Tuggy traduce esta palabra como "presuntuoso".

El Diccionario Vine la explica de manera muy clara: "Uno que sobrevalora de tal manera cualquier determinación a la que él mismo ha llegado en el pasado que no permitirá ser sacado de ella".

Este tipo de personas: "atrevidas", "insolentes", "presuntuosas", que "sobrevaloran de tal manera" sus propias conclusiones a las que han llegado, que ya no se les puede hacer entender lo contrario; tienen tal arrogancia que son capaces aun de "decir mal de las potestades superiores" (2 Pedro 2:10).
Opinan y critican sobre lo que no tienen ni idea, pero al escucharlos parecen ser expertos.
Pedro escribe: "hablan mal de cosas que no entienden" (2 Pedro 2:12).

Pablo también advirtió sobre esto: "Algunos se apartaron a vana palabrería, queriendo ser doctores de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman" (1 Timoteo 1:6,7).

Al continuar Judas con su advertencia y usar casi las mismas palabras que leímos en 2 Pedro, él escribe con exclamación:"¡Ay de ellos! porque han seguido el camino de Caín" (Judas 11).
Estoy seguro que sabes bien que Caín mató a su hermano (Génesis 4:8).

Juan escribió al respecto:
"Porque este es el mensaje que habéis oído desde el principio: Que nos amemos unos a otros.
No como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué causa le mató? Porque sus obras eran malas, y las de su hermano justas" (1 Juan 3:11,12)

Teniendo todo esto en mente
Ahora podemos tener un panorama más integral acerca del "contender por la fe".
Judas veía necesario "contender ardientemente" frente a aquellas personas que, "sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman" (1 Timoteo 1:7), son capaces de opinar sobre todo y se forman ideas de lo que ellos creen que debería hacer todo el mundo, y se transforman así en críticos despiadados sin importarles el daño que puedan causarle a algún hermano, o cuantas Iglesias puedan dividir.

Judas escribe en el versículo 16: "Estos son murmuradores, querellosos".
La palabra en griego ("mempsímoiros") que la Reina-Valera 1960 traduce como "querellosos", el "Comentario al texto griego del NT" de A.T. Robertson, la explica como "quejarse".
Coincide con esto la traducción de este versículo de la versión Peshitta: "estos son murmuradores que de todo se quejan".

Esto es lo contrario a la afirmación de Pablo hacia Timoteo: "El siervo del Señor NO debe ser contencioso" (2 Timoteo 2:24).
Estas personas de las que advertía Judas eran tan contenciosas, que su lengua causaba daño a muchos.
Por esto agrega en el versículo 19: "Estos son los que causan divisiones".
Estas son las personas que entran a una Iglesia y quieren que todo sea a su gusto. Si no hacen lo que él les dice, ¡cuidadito!... comienza la guerra...

HAY UNA GRAN DIFERENCIA ENTRE CONTENDER POR PUNTOS FUNDAMENTALES DE NUESTRA FE A CONTENDER, MURMURAR, CRITICAR, ATACAR, SOBRE COSAS QUE:

- NO ENTIENDO
- NO CONOZCO EN PROFUNDIDAD
- NO ES FUNDAMENTAL EN LA FE
- ES MI OPINIÓN PERSONAL

¡Hay una enorme y vital diferencia entre una cosa y otra!


Luis Rodas


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