Cada día un ejército enemigo de afanes. Primeros pensamientos del día.



“Los mansos heredarán la tierra,
y se recrearán con abundancia de paz” (Salmo 37:11)

Cada día un ejército enemigo de afanes, preocupaciones, temores, dudas y ansiedades quiere mantenernos de mal humor, irritables, preocupados. Llenos de lo que hoy se llama “stress”.
Una definición de "stress": “Ansiedad y preocupación, cambios de conducta, depresión, frustración, hostilidad, irritabilidad, dificultad para dormir”.

Thomas Watson (1620-1686):
 “Antes que los hombres puedan tener paz con otras personas, deben experimentar ellos mismos paz.
Los cristianos deben tener una mente apacible. ¡Este espíritu apacible es la belleza de un santo!. Es una joya de gran valor: 'El incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios’ (1 Pedro 3:4).
A pesar de que deben ser leones en cuanto a su coraje, sin embargo, los cristianos aún siguen siendo afables y apacibles como corderos.
Si la persona vive en este ‘espíritu afable y apacible’, esto repercutirá en dos ámbitos que quiero resaltar:

(i) La paz familiar.
Se llama 'el vínculo de la paz' (Efesios 4:3). Sin esto todo cae a pedazos. La paz es una faja que une a los miembros de una familia. Es un broche de oro que lo une todo.
Debemos esforzarnos para que nuestras hogares sean 'casas de paz'.
La cantidad de habitaciones no hace que una casa sea agradable y cómoda, sino la paz que hay en la vida de los que allí viven.
'Mejor es un bocado seco, y en paz, que casa de contiendas llena de provisiones’ (Proverbios 17:1)

(ii) La paz en la Iglesia.
Cuando hay una dulce armonía, una afinada unidad de afectos en una congregación; cuando se experimenta el mandato de 1 Corintios 1:10: ‘que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer'. Una cuerda desafinada hace que toda la música se oiga fuera de tono. Un miembro contencioso y carnal en una congregación pone en peligro a la totalidad.

El mandato es: 'Tened paz entre vosotros’ (1 Tesalonicenses 5:13).
Aquel que sabe ejercer esta paz es sabio: ‘La sabiduría que es de lo alto es… pacífica’ (Santiago 3:17)"
(“The Beatitudes”).

Este “recrearnos con abundancia de paz" está disponible para cada verdadero creyente. Y es un resultado directo de crecer en la “sabiduría de lo alto”.
Ocupa tiempo en aprender y ejercitarte en la forma sabia de vivir reflejada fielmente en las Escrituras.





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