DIOS NO TIENE NADA QUE GANAR DE NOSOTROS Últimos pensamientos del día



“El Espíritu del Señor está sobre mí, por cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; a pregonar libertad a los cautivos; y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor” (Lucas 4:18,19).

Aquí vemos un pequeño listado de la misión de Jesús en esta tierra:
dar buenas nuevas
sanar
pregonar libertad
dar vista a los ciegos
poner en libertad
predicar el año agradable del Señor

Todo esto hecho con el fin de:
cumplir la voluntad del Padre (Juan 6:38; Hebreos 10:7)
glorificar al Padre (Filipenses 2:11; Juan 13:31; 17:4)
hacernos bien a nosotros (Hechos 10:38; Mateo 20:28)

En esto no encontramos absolutamente NADA de que Jesús buscara algún tipo de ganancia o beneficio de los hombres por llevar a cabo su ministerio. ¡NADA!
Sí esperaba de Su Padre… Pero ni una milésima de los hombres...

Cuando los hombres le quieren hacer rey, EL se “retira al monte solo” (Juan 6:15), confirmando sus palabras de apenas unos versículos antes: “Gloria de los hombres no recibo” (Juan 5:41).
¡EL no espera nada de los hombres! Lo espera TODO de Su Padre. Busca “la gloria del que le envió” (Juan 7:18).
Es así como ora en sus últimos días: “Padre, glorifícame tú al lado tuyo” (Juan 17:5).

Podemos decir con toda seguridad que Dios está completo en Sí mismo, sin necesidad de NADA de sus criaturas (Job 35:6-8; Salmo 50:12; Hechos 17:24,25). Si se dio y se da a nosotros no es buscando saciar alguna necesidad. TODO lo que hizo y hace es para nuestro bien y por el orden justo, lógico y verdadero de las cosas.
No se glorifica delante de nuestros ojos para Su bien, sino porque adorarle es bueno PARA NOSOTROS.

Como muy escribió Arthur Pink, “Dios no tiene nada que ganar de nosotros” (“The Atributtes of God”).

A.W. Tozer explicó:
“Si todos los seres humanos de pronto se volvieran ciegos, el sol seguiría iluminándolos de día y las estrellas de noche, ya que ni el sol ni las estrellas se deben a los millones que se benefician de su luz. de la misma manera, si todos los hombres de la tierra se hicieran ateos, esto no lo afectaría a Dios en absoluto” (“The Knowledge of the Holy”).

Si Dios quiere, en el devocional de mañana, vamos a buscar una aplicación de esto muy provechosa para nosotros...


Luis Rodas


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