¿QUIERES AYUDA? Últimos pensamientos del día



“Ve, llama a tu marido” (Juan 4:16).

¡Me ha pasado!
A lo largo de los años me ha pasado.
Alguna persona que se acerca luego de alguna reunión en la congregación y me dice que se siente mal, tentada o sin ánimo.
Luego de escucharla le pregunto sobre algún tema personal y ella me mira como si yo hubiera cambiado extrañamente de conversación.
O peor aún: se enoja por el supuesto cambio de tema.
Justamente en muchos casos el problema de la persona es que no ha sabido ver la relación tan cercana que hay entre el fruto y la raíz.

Pienso en esto, y leo el relato de Jesús con la mujer samaritana, y me sorprende cuan contemporánea y familiar es esa conversación.
Jesús apunta directamente a un corazón que había bebido de diferentes fuentes pero aún seguía con sed.

Jesús le dice a esta mujer sedienta: “El que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” (4:14).
Entendiendo del todo o no, esta samaritana responde: “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed” (4:15).
Lo que sigue es una clase magistral del Supremo Maestro. "¿Para qué seguir dando vueltas en la conversación? Bien, ¿quieres beber agua de vida?, vamos al punto: Ve, llama a tu marido” (4:17).

¡Esto es ayudarle a la persona a ver su corazón y luego ir con eficacia hasta el resultado en su vida práctica y cotidiana!
Es como si el Señor le dijera: “¿Quieres que te ayude? Bueno, hablemos ahora de tu vida íntima. Hablemos de que te has casado 5 veces y ahora vives con un hombre que no es tu esposo”.

El gran error de lamentablemente muchas personas es separar su vida personal de su relación con Jesús.
Van a una Iglesia, piden oración, cantan, escuchan la predicación, tal vez oran en sus casas, pero jamás quieren una conversación como el Señor mantuvo con esta mujer samaritana.
“Todo muy lindo. Oren por mí, háblenme del amor de Dios… pero no se metan en mi vida privada”.

Es como si Jesús nos dijera: “Yo quiero que hablemos justo de eso. Esto refleja certeramente el centro de tu problema. ¿Quieres ayuda? Expón tu vida, abre tu corazón, no te ocultes más, no quieren condenarte se trata de una ayuda real, profunda, eficaz”.

Tal vez no estás viviendo una relación pecaminosa con alguien o tal vez sí. ¿Vives de alguna manera corriendo de fuente en fuente?
¿Quieres ayuda?


Luis Rodas


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