TODO CONTRA TODOS 5ª PARTE



Cuan necesario es "contender ardientemente por la fe" (Judas 3), "guardarse de los
falsos profetas" (Mateo 7:15) y "exhortar con toda paciencia y doctrina" (2 Timoteo 4:2).
Pero cuan necesario también es saber distinguir entre los que están "vestidos de ovejas" (Mateo 7:15) y las "ovejas" genuinas (Juan 10:27).
Es realmente peligroso y equivocado reaccionar de la misma manera con los dos.

La Palabra de Dios nos ordena y exhorta con toda claridad a entender la diferencia.
Un error en esto puede traer enormes consecuencias.
Por tratar como a "ovejas" a los que están "vestidos de ovejas", estos lobos destruyen
congregaciones enteras con sus "delirios" (1 Timoteo 6:3,4), "fábulas" (2 Timoteo 4:3,4)y "doctrinas de demonios" (1 Timoteo 4:1).
En muchos casos nadie hace nada porque Jesús dijo: "No juzguéis" (Mateo 7:1).
Mientras Jesús en ese mismo pasaje dijo: "No deis lo santo a los perros, ni echéis
vuestras perlas delante de los cerdos, no sea que las pisoteen, y se vuelvan y os
despedacen" (Mateo 7:6).
De manera que con los que están "vestidos de ovejas" y no son "ovejas", sí debemos
tener cuidado y conocer "sus frutos" (Mateo 7:15-20).

Pero... tratando a las "ovejas" del Señor como si fueran lobos "vestidos de ovejas"
también cometemos UN GRAVE ERROR.
Nuestra actitud debe ser MUY diferente con nuestros hermanos.

Diferencias
Entonces es muy importante saber distinguirlos.
Un "falso maestro" (2 Pedro 2:1), un "falso hermano" (Gálatas 2:4), no comete errores, VIVE UNA VIDA DE ERROR:
"El que practica el pecado es del diablo" (1 Juan 3:8).

Por el contrario, el nacido de nuevo, se equivoca, puede tropezar, pero NO puede llevar una vida practicando el pecado:
"Todo aquel que es nacido de Dios, no practica el pecado" (1 Juan 3:9).
Y aun cuando se equivoca se ve la obra de Dios en él en su arrepentimiento genuino:
"Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no está en nosotros.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y
limpiarnos de toda maldad" (1 Juan 1:8,9).

El "vestido de oveja", pasan los años y sigue sin dar "frutos buenos", por la sencilla razón de que no puede "el árbol malo dar frutos buenos" (Mateo 7:18).
No hay un cambio en su vida, sino un triste repetir y repetir lo mismo. Su carácter
constante a lo largo del tiempo, sus hábitos, sus invencibles prácticas de pecado,
rebeldías y demás; hablan claramente de que todo su cristianismo es falso.

Por el contrario, en el que "ha nacido de Dios" (1 Juan 3:9), se ve la obra inimitable de
Dios. La limpieza del "labrador": "todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto" (Juan 15:2).
Su vida solo se puede explicar dándole gloria al que lo salvó:
"Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que están los cielos" (Mateo 5:16).

Diferencias con la boca
El "falso hermano" será el primero en criticar, murmurar, destruir, chismosear y calumniar; por la sencilla razón de que no tiene temor de Dios:
"Con el temor de Jehová los hombres se apartan del mal" (Proverbios 16:6).

El está atado a su necedad:
"El que propaga calumnia es necio" (Proverbios 10:18).
"La boca del necio es calamidad cercana" (Proverbios 10:14).
Por lo que toda su religión no vale nada:
"Si alguno se cree religioso entre vosotros, y no refrena su lengua, sino que engaña su
corazón, la religión del tal es vana" (Santiago 1:26).

En cambio, el nacido de nuevo no solo teme a Dios, sino que sabe que si debe amar aun
a sus enemigos (Mateo 5:44), cuanto más a sus hermanos:
"El que no ama a su hermano, permanece en muerte" (1 Juan 3:14).

Por lo que no se lo verá como un experto chismoso y conocedor de todos los defectos
de los demás. El más bien, como buen "espiritual" (Gálatas 6:1), buscará cubrir a su
hermano o Iglesia:
"tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados" (1
Pedro 4:8).

Diferencias ante la Palabra
El "obrero fraudulento" (2 Corintios 11:13), buscará la fama y el enriquecimiento
personal:
"por avaricia harán mercadería de vosotros con palabras fingidas" (2 Pedro 2:3).
Y para esto predicará lo que sea para ganar clientes:
"Hablando palabras infladas y vanas, seducen con concupiscencias de la carne y
disoluciones..." (2 Pedro 2:18; leer también Efesios 4:14).
Y así uno puede ver que a lo largo de los años no han parado de enseñar "herejías
destructoras" (2 Pedro 2:1).
No se trata de alguna doctrina que no está clara y autoritativamente reflejada en las
Escrituras.
Sino que estos "falsos maestros" enseñan por "lucro" como Baalam (Judas 1:11) y
pervierten el evangelio mismo, transformándose así en "anatema" (Gálatas 1:8).

No así los verdaderos hijos de Dios.
Debemos decir con toda claridad que el más maduro de los cristianos, aun habiendo estado en
persona con el mismo Jesús, como es el caso de Pedro, puede equivocarse (Gálatas 2:11-13). Tanto en conducta como en enseñanza.
¿Por qué?
Simplemente porque va creciendo.
¿Acaso tú hace 5 años no afirmabas cosas que hoy te das cuenta que, o no eran tan así, o sencillamente NO ERAN así?
Pues los demás también van madurando y "creciendo en el conocimiento de Dios" (Colosenses 1:10).

Pero, digámoslo con toda firmeza también, el cristiano genuino NO niega las verdades
fundamentales de la Palabra:
"Cualquiera que se extravía, y no persevera en la doctrina de Cristo, no tiene a Dios; el que persevera en la doctrina de Cristo, ése sí tiene al Padre y al Hijo" (2 Juan 1:9).

En el cristiano genuino se le ve a lo largo del tiempo no solo un amor a la Palabra de
Dios:
"¡Oh, cuánto amo yo tu ley!" (Salmo 119:97).
Sino un anhelo ferviente y visible de "hambre y sed de justicia" (Mateo 5:6) en el que su gran preocupación es "guardar" la Palabra.
El sabe que así ama al Señor.
Jesús dijo: "El que me ama, mi palabra guardará" (Juan 14:23).

Y a la hora de ejercer su ministerio dado por Dios, no le dará a la gente lo que quiere, no rascará el oído de sus oyentes con comezón de oír (2 Timoteo 4:3,4).
Sino más bien buscará ser fiel al Dios que lo llamó:
"Porque nunca usamos de palabras lisonjeras, como sabéis, ni encubrimos avaricia;
Dios es testigo;
ni buscamos gloria de los hombres; ni de vosotros, ni de otros" (1 Tesalonicenses 2:5,6).
Luchará con su propio ego y orgullo siempre, pero la obra de Dios se irá haciendo más y más visible en su vida.

A grandes rasgos
Podríamos decir que estas son, a muy grandes rasgos, algunas diferencias entre las "ovejas" y los "vestidos de ovejas".

En la sexta parte veremos, si el Señor lo permite, la ENORME diferencia que debe haber en nuestra relación con unos y otros.
Y a los que han estado siguiendo esta serie de artículos les pido por favor que oren por los mismos (Efesios 6:18-20).
Tengo una gran carga porque encontremos un equilibrio maduro en toda esta situación de "todos contra todos".


Luis Rodas


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