El gobierno de turno no lo puede dominar PRIMEROS PENSAMIENTOS DEL DÍA



“Vinieron a su encuentro dos endemoniados que salían de los sepulcros” (Mateo 8:28).

Luego de aquel viaje tempestuoso por el mar de Galilea donde el Señor dejó asustados a los discípulos al calmar la tormenta (Marcos 4:36-41), por fin llegaron “a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos” (Mateo 8:28).
Ni bien Jesús puso un pie fuera de la barca continuó la acción (Marcos 5:1): “dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera, tanto que nadie podía pasar por aquel camino” (Mateo 8:28) vinieron corriendo (Marcos 5:6).

Al leer el relato por primera vez es normal que alguien sienta la ansiedad del drama. Uno de ellos era un hombre que, por la fuerza dada por los miles de demonios en él, había “hecho pedazos cadenas y desmenuzado grillos” (Marcos 5:4). Y este era el veredicto después de muchos intentos: “nadie le puede dominar” (Marcos 5:4).

¿Qué sucederá ahora?
¿Qué hará Jesús, estos dos endemoniados vienen a su encuentro?
Marcos 5:6 dice que al menos uno de ellos "se arrodilló ante él”. Y los dos clamaron pidiendo clemencia (Lucas 8:28; Mateo 8:29-31).

El mundo experimenta la gran rebelión de Satanás, la tercera parte de los ángeles y el ser humano. Sin duda el veredicto de los resultados de esta gran locura es el mismo que el de aquellos endemoniados gadarenos: “nadie le puede dominar” (Marcos 5:4).
El caos y caída libre en el que se encuentra este mundo es absolutamente imparable. Mucha gente espera que el gobierno siguiente de su país traiga soluciones, para encontrarse que todas las promesas sólo fueron su astucia para ganar su voto. Y así esperan luego al otro venidero político con nuevas promesas.

Nuestra ÚNICA esperanza es que Aquel que bajó de la barca ese día en Gadara, baje nuevamente a tomar dominio de lo indómito.
Allí se cumplirá en plenitud una promesa que no proviene de políticos corruptos ávidos de votos. Es la promesa del que jamás se halló mentira en su boca (Tito 1:2):

“para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre” (Filipenses 2:10,11).


Luis Rodas


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