“Cuando llegó a la otra orilla, a la tierra de los gadarenos” (Mateo 8:28).
En algún comentario bíblico leí que el Señor sólo fue a huir de las multitudes a aquella tierra de Gadara.
Nunca dejan de sorprenderme pensamientos como ese.
El Señor no era un niño sorprendido por las circunstancias. Cuando iba a un lugar lo hacía plenamente a sabiendas y con un propósito perfecto. Aquel que controlaba la tempestad y el mar, también controlaba exactamente a donde ir. De hecho esto es lo que dice antes de subir a aquella barca (Marcos 1:38).
Jesús dirige su trabajo hacia una tierra realmente hostil. Este lugar era "predominantemente gentil” (Donald Carson - “Matthew”), con su hato de 2000 cerdos (un animal impuro para los judíos según Levítico 11:7) y su comité de bienvenida de miles de demonios.
Ni bien llegar es recibido por "dos endemoniados que salían de los sepulcros, feroces en gran manera” (Mateo 8:28). Luego de liberar a estas dos personas, al rato, viene "toda la ciudad” (Mateo 8:34) a “rogarle que se fuera de sus contornos” (Marcos 5:17). Cosa que, luego de comisionar a uno de los ex-endemoniados, hizo (Lucas 8:39).
Esto me hace acordar aquel gran himno:
“Cuan maravilloso, cuan hermoso, es el amor de mi Salvador por mí"
¡Que maravilloso! Jesús entra a aquel terreno absolutamente hostil en busca de dos hombres en una condición catastrófica y sin la más mínima esperanza. Los libera, y al menos uno de ellos comienza a “publicar por toda la ciudad cuán grandes cosas había hecho Jesús con él” (Lucas 8:39).
"Cuan maravilloso, cuan hermoso”, es pensar que éste es sólo un muy pequeño ejemplo de la gran y sublime obra que Jesús hizo por nosotros. EL VINO AL TERRENO HOSTIL DE ESTE MUNDO PARA RESCATARNOS PARA SIEMPRE.
EL vino a la inmundicia en la que me encontraba, impío y digno de aborrecimiento (Tito 3:3), y me amó...
Vengo de una familia tan pecadora como para causar el más inmenso rechazo del ángel más simple. Pero el Dios de perfección infinita metió Su mano santa en aquel repugnante basural donde estaba inmerso, me asió fuerte y me rescató...
“Cuan maravilloso, cuan hermoso,es el amor de mi Salvador por mí"
Luis Rodas
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