1 ¿Qué es el Dios-centrismo? DIOS-CENTRISMO



Si entraron a la página de la Iglesia habrán visto que la frase que aparece en el frente es “Una Iglesia centrada en Dios”.
No se si se habrán puesto a pensar qué significa esa frase, pero la verdad de que debemos estar centrados en Dios es esencial, fundamental, para cada cristiano y para la Iglesia en sí.
Ahora, ¿qué significa estar “centrado en Dios”?. ¿Qué significa “Dios-centrismo” o que “Dios sea el centro de nuestra existencia”?

Al Pacino personificando al diablo en “El abogado del diablo” dice: “Amor propio. Un opio complemente natural”.
El protagonista de la película había descuidado a su esposa al punto de que se volvió loca y ahora lo acusaba al diablo.
Pero el diablo le dice que él lo hizo solito movido por su amor propio. Y agrega: “No es que no amaras a Mary Ann. Es que estabas más involucrado en la relación con otra persona: tú mismo”.

El hombre por naturaleza se ama más a sí mismo que a cualquier otra cosa.
Stephen Charnock: “Un hombre, en cada pecado, apunta a establecer su propia voluntad como gobierno y su propia gloria al final de sus acciones” (“Discourses upon the existence and attributes of God”. 1;93-94).
El es su propio dios y no está dispuesto a reconocer a otro Dios.
Hay solo dos maneras para que el hombre reconozca que existe otro Dios fuera de él.
a)- Que Dios lo salve
b)- Que alguien lo convenza de que Dios puede servirle a sus propios planes de ser dios.

Cuando Dios le dio a Israel la enorme victoria ante Faraón en el mar Rojo, todo Israel cantaba: Exodo 15:1,2
Pero cuando a Dios se le ocurría contradecir lo que a ellos les parecía mejor, lo aborrecían: Números 14:4-10

El ser humano no tiene problema con un Dios que lo sirva.
Pero un Dios que de ordenes, demande todo el mérito y sea el Centro y Fin de todo, ¡eso es INACEPTABLE!

Esta es la razón por la que encontramos constantemente al pueblo de Israel abandonando a Jehová y volviéndose a los ídolos.
Ellos querían dioses que cumplan sus propósitos y no un Dios Amo que debe ser servido y que no comparte la gloria con nadie.

Exodo 32:1-7
Si Jehová no cumple nuestras expectativas a nuestro modo, nos hacemos otros dioses.
Y es interesante que en el versículo 5 Aarón dice: “Mañana será fiesta para Jehová”. Y en el versículo 25 dice que “el pueblo estaba desenfrenado” (lo cual literalmente significa “desnudarse” según Strong).
Y al compararlo con 1 Corintios 10:7 vemos que hicieron una fiesta pagana llena de inmoralidad sexual y todo en nombre de Jehová.

Toda esa gente, estuviera en Egipto o no, seguía siendo su propio dios. Si Jehová servía para sus planes era bienvenido. Y si no quería cooperar, pues se hacían un becerro de oro y decían: “Israel, estos son tus dioses que te sacaron de la tierra de Egipto” (32:4).

Ellos seguían siendo su propio dios.
Como muy bien escribió John Piper: “Creamos un dios de aquello que más placer nos produce” (“Hermanos, no somos profesionales”. Pag. 62)

Sin importar a quien llamamos nuestro Dios, nuestro Dios verdaderamente es aquello que:
Valoramos de tal manera que nuestra pasión por él:
1- decide toda nuestra conducta
2- de él esperamos la felicidad y el bienestar más deseado
3- y luchamos, trabajamos y vivimos por él como el Fin máximo de nuestra vida

Un ejemplo: el dinero
Cuando el dios de una persona es el dinero, el dinero decide toda su conducta: ella lucha, trabaja, tal vez casi ni duerme por conseguirlo, estudia, se relaciona con gente que de otra forma no se relacionaría, soporta lo que sea, sonríe, es amable o completamente frío a la hora de tomar una decisión (según le convenga), avanza pase lo que pase, etc, etc...
Su conducta está completamente determinada por su dios: el dinero.
¿Por qué?
Porque de él espera su felicidad y bienestar más deseado.
El dinero es su ídolo y para él es su adoración.
¿Cómo adora al dinero?
El dinero es lo que más valora y por él y para él vive.
Como escribió John MacArthur: “la fuente anglosajona de la palabra inglesa (“worship” = “adoración” en castellano) es weorthscipe, que se relaciona con el concepto de dignidad” (“El ministerio pastoral”. Pag. 298).
Aquella persona cuyo dios es el dinero lo valora por encima de todo, de él espera su felicidad y bienestar más deseado, por él lucha y vive, y por lo tanto su conducta está dirigida por el dinero. ¡Esa es su pasión!

¡Y eso, hermanos, eso es adoración!
John MacArthur, “todo ser humano adora, incluso la persona atea. Los ateos se adoran a sí mismos” (“El ministerio pastoral”. Pag. 292).

Adorar a Dios no es solo cantar unas canciones los domingos.
Adorar a Dios es:
Valorar a Dios de tal manera que nuestra pasión por él:
1- decide toda nuestra conducta
2- supera aun nuestra búsqueda de felicidad personal
3- y luchamos, trabajamos y vivimos por él como el Fin máximo de nuestra vida

Es ahí donde el cantar canciones se vuelve adoración. Pero no queda solo ahí. Sino que todo lo que hacemos se vuelve adoración a Dios.
Pablo escribió: “Cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo” (Filipenses 2:7).
Es una escala de valores donde el mundo pasa a ser pérdida y Cristo la gran y más sublime ganancia.
Donde su dignidad para ser nuestro TODO supera el si vivimos o si morimos.
Pablo le escribe a los Filipenses desde la cárcel y les explica que si sobrevivía a la cárcel o si moría, estaba en segundo plano. Lo importante es que su vida o su muerte eran un acto de adoración a Dios: “ahora también será magnificado Cristo en mi cuerpo, o por vida o por muerte” (1:20).

Viviendo así Romanos 11:36 es nuestra vida.
Viviendo así reconocemos que Todo es de él y por él, y nuestra vida está dedicada a que Todo es para él.
¡El es nuestro Todo!

Para esto es útil lo que llamamos “la ley del compás”:
El compás se utiliza para hacer una circunferencia. La punta del compás se pone donde queremos que sea el centro de la circunferencia.
Si ponemos el centro del compás en cierto lugar, la circunferencia que haremos estará ahí. Si ponemos el centro del compás en otro lugar, la circunferencia estará en ese otro lugar.

¿El centro de tu compás está en ti?, tu vida va a girar alrededor tuyo.
¿El centro de tu compás está en Dios?, tu vida va a girar alrededor de Dios.

Renuncia a todo ídolo. Renuncia a la egolatría.
Ríndete a él y clama para que él sea tu TODO:
Salmo 86:8-10
Salmo 86:11: “Afirma”(“yakjád”): El Comentario Bíblico de Keil y Delitzsch explica esta palabra como “dirige todos sus poderes y concéntralos en una sola cosa”.
Biblia Amplificada coincide: “Dirige y une mi corazón en el temor a tu nombre”.
También Adam Clarke (teólogo inglés del siglo 19): “une mi corazón, reúne en uno todos los propósitos, resoluciones y afectos de mi corazón: temer y glorificar tu nombre” (“Comentario Bíblico”).

El resultado de nuestro clamor por la obra de Dios en nosotros: Salmo 86:12
¡Que Dios dirija y una nuestro corazones en una sola pasión: EL!
Y que esto gobierne todo lo que somos.


Luis Rodas


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