El gozo en Dios CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Yo me regocijaré en Jehová” (Salmo 104:34)

George Bethune (1805-1862) explicó con mucha claridad qué es el gozo en sí:
“El gozo es ese placer experimentado por el alma en la posesión de un bien presente, o la certera espera de un bien a futuro.
Cuando alguien obtiene lo que desea o se entera de que lo va a recibir, encontrando allí deleite, podemos hablar de gozo”
(“The Fruit of the Spirit”).

La persona de este mundo busca ese “placer experimentado por el alma” llamado “gozo” en las cosas de este mundo. El Salmo 17:14 afirma: “los hombres mundanos cuya porción la tienen en esta vida”.
El piadoso encuentra ese gozo en Dios y en las promesas de Dios:
“Mi porción es Dios para siempre” (Salmo 73:26).
Este es un gozo cuyo fundamento es Dios. O como escribió Jerry Bridges, “el gozo cristiano es básicamente disfrutar de Dios” (“The Practice of Godliness”).

El piadoso encuentra su máximo Bien en Dios.
Dios es su máximo Bien presente y su máximo Bien futuro. El dice junto a David en el Salmo 16:2: “No hay para mí bien fuera de ti”.
Es todo lo que espera ver el piadoso en el cielo: “¿A quien tengo yo en los cielos sino a ti?” (Salmo 73:25).
Y mientras tanto espera seguir las huellas de Sus manos en todo lo que le acontece y rodea aquí: “Y fuera de ti nada deseo en la tierra” (Salmo 73:25).
Por esto él es de aquellos que experimentan el mandato del Salmo 37:4: “Deléitate asimismo en Jehová”.

Para el piadoso Dios es su TODO, su “tesoro donde está su corazón” (Mateo 6:21), “la perla preciosa” (Mateo 14:16) por la cual está dispuesto a “estimar todas las cosas como pérdida” (Filipenses 3:8). Es su “refugio para el tiempo de angustia” (Salmo 9:9), su “escudo”, “la fuerza de su salvación y su alto refugio” (Salmo 18:2), "quien lo ciñe de poder” y “adiestra sus manos para la batalla” (Salmo 18:32-34), quien "conforta su alma” y “lo guía por sendas de justicia” (Salmo 23:3) y su meta final cuando EL mismo "lo reciba en gloria” (Salmo 73:24) y "esté satisfecho al despertar a su semejanza” (Salmo 17:15).

En la misericordia de Dios encuentra algo más precioso aún que la vida misma (Salmo 63:3). Y prefiere tener un día de bendita y dulce comunión con EL que mil días en que su carne toma el control (Salmo 87:10).
Así Dios mismo es quien “hace alegrar las salidas de su mañana y de la tarde” (Salmo 65:8).

El piadoso entiende que su vida está en las manos de Dios (Salmo 31:15; Lamentaciones 3:37). El dice junto con David: “tú sustentas mi suerte” (Salmo 16:5).
Por lo que él espera TODO de Dios y no de los hombres o como si la suerte fuera una fuerza mágica con vida propia. Por esto en el presente “gusta y ve que es bueno Jehová” (Salmo 34:8), y en su futuro canta: “alégrense todos lo que en ti confían” (Salmo 5:1).
Más allá de lo que por momentos ven sus ojos, su futuro es tan promisorio como las promesas de Dios: “bendecirás al justo; como con un escudo lo rodearás de tu favor” (Salmo 4:12).
Puedes golpearlo, difamarlo y asesinarlo, pero no podrás evitar que “el justo florezca como la palmera” (Salmo 92:12).
El tiene “certeza” y “convicción” (Hebreos 11:1) que en el final de su historia es “vencedor" (Romanos 8:37). Aunque ahora variadas veces le sea necesario "atravesar muchas tribulaciones” (Hechos 14:22). Porque sabe que hay "un final dichoso” (Salmo 37:37) para aquellos que tienen a Dios por su victoria. Esos pecadores arrepentidos que claman sin cesar: “En Dios nos gloriaremos todo el tiempo” (Salmo 44:89).

Ahora vislumbra todo “por espejo, oscuramente” (1 Corintios 13:12), por lo tanto no ve cara a cara a Aquel que lo salvó, pero “aunque no lo ve, lo ama, y se alegra con gozo inefable y glorioso” en EL (1 Pedro 1:8). Esperando que “cuando venga en aquel día” sea parte de aquellos "santos” en los que se “glorificará”, de esos “creyentes” que "le admirarán” (2 Tesalonicenses 1:10) y de esos “ancianos” delante de los cuales “será glorioso” (Isaías 24:23). El "verá al Rey en su hermosura” (Isaías 33:17), ¿hay algo similar a esto?

Cuando le preguntan como está, a veces responde: “como si hubiera escapado eternamente de lo que merezco, y restara muy poco para recibir lo que jamás podría merecer”.

Así el piadoso vive a la luz del “Dios de su alegría y de su gozo” (Salmo 43:4).
Dios… Dios mismo… ES SU GOZO. La vida en la tierra es la circunstancia momentánea (2 Corintios 4:17; 1 Juan 2:17).


Luis Rodas


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