Crueldades y martirios
De esta manera los cristianos comenzaron a sufrir cárcel, flagelación, decapitación, condena en la arena del circo romano con torturas siempre nuevas y diversas, como por ejemplo, ser asados en una parrilla, comidos por leones, atados a postes y prendidos fuego para iluminar los jardines de Nerón, etc... Hasta en algunos casos los cadáveres eran expuestos, ultrajados o arrojados a los perros.
Las propiedades de los cristianos eran quitadas por el Imperio Romano como nos cuenta el libro de Hebreos escrito en plena persecución de Nerón, donde dice: “el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos” (Hebreos 10:34).
En esta 1ª persecución fueron martirizados Pablo y Pedro en el año 67 dc. Según la tradición a Pablo le cortaron la cabeza y Pedro fue crucificado al revés por pedido suyo porque se creía indigno de morir como Jesús.
Las catacumbas
Debido a esta persecución atroz los cristianos se vieron obligados a reunirse de manera clandestina en lugares ocultos. Las llamadas “catacumbas” fueron los lugares escogidos por la Iglesia de ese momento.
Estas “catacumbas”, según Halley en su libro “La historia de la Iglesia”, ”eran vastas galerías subterráneas, generalmente de 2.40 a 3.00 metros de ancho, de 1.20 a 1,80 m. de alto, y de cientos de kilómetros de extensión, debajo de la ciudad. Las usaban los cristianos
como lugares de refugio, de culto y de sepultura durante las persecuciones imperiales. El nú̇mero de sepulturas cristianas se calculan de 2, 000,000 a 7, 000,000”.
Fuera de Roma
Por aquellos años, pero fuera del Imperio Romano, moría crucificado en Edesa, Judas, escritor de la carta del Nuevo Testamento que lleva su nombre y hermano de Jacobo.
Simón el zelote fue crucificado luego de predicar el evangelio en Africa y Gran Bretaña donde fue martirizado en el año 74 dc.
Bartolomé predicó el evangelio en varios países, y habiendo traducido el evangelio de Mateo al lenguaje de la India, lo propagó en aquel país. Finalmente fue cruelmente azotado y luego crucificado por agitados idólatras.
Tomás, llamado “el incrédulo”, predicó el evangelio en Partia y la India, donde ciertos sacerdotes paganos llenos de ira lo atravesaron con un lanza.
Andrés, el hermano de Pedro, predicó el evangelio en muchas naciones de Asia, pero al llegar a Edesa fue crucificado y su martirio duró 2 días.
Del 68 dc al 96 dc
Luego de esta primera época de intensa persecución y martirios murió Nerón en el año 68 dc y estuvieron en su lugar dos emperadores que no persiguieron tan ferozmente a la Iglesia: Galba y Vespasiano. Aunque este último fue quién destruyó Jerusalén.
Pero en el año 81 dc el mando del Imperio Romano fue trasladado a Domiciano y la segunda persecución comenzó.
Bajo su gobierno murieron miles, y el apóstol Juan fue, primero puesto en aceite hirviendo, y al ver que no moría, luego fue llevado preso a la prisión de la isla de Patmos, donde escribió el Apocalipsis. Este fue el único apóstol que no fue martirizado por predicar el evangelio.
Y dictó una ley diciendo: “Que ningún cristiano, una vez traído ante un tribunal, quede exento de castigo sin que renuncie a su religión”.
Por lo que los cristianos eran llevados ante los tribunales se les sometía a un juramento de prueba, y si rehusaban tomarlo, se les sentenciaba a muerte.
Luis Rodas
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