Cultiva la humildad, encuentra señales de gracia en tu esposa/o CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Alégrate con la mujer de tu juventud” (Proverbios 5:18).

Uno de los grandes males en el matrimonio es la murmuración de uno contra el otro.
Es como un dominó:
1- Nos concentramos en los errores de nuestro cónyuge.
2- Los pensamientos en el corazón comienzan a desbordarse como un río.
3- Este río contaminado desborda de tal manera que las críticas se hacen oír cada vez más fuertes.
4- El adulterio está a la puerta. Ya sea de forma concreta o en el corazón (Proverbios 5:3-14).

Nuestra mente enseguida piensa: “Ayyy... ¿cómo puede ser?.... Siempre hace lo mismo... Ya se lo dije mil veces. Pero... ¿no entiende?....”... etc, etc....
El “Compendio del Diccionario teológico del NT” explica murmuraciones como “estar insatisfecho, murmurar a causa de esperanzas frustradas” (Pag. 128).
La mente se va llenando de malos pensamientos del otro y nos entregamos a la insatisfacción, al reproche, a la irritabilidad instantánea y a la dureza de corazón.

El versículo de Proverbios que leímos al principio nos manda a practicar algo bien claro:
“Alégrate con la mujer de tu juventud” (Proverbios 5:18).
Y en el siguiente encontramos:
"Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre” (Proverbios 5:19).

Aquí en Proverbios no encontramos un llamado a la infelicidad, a la amargura oculta ni a una especie de “resignación cristiana".
Tampoco es un llamado a fingir y aparentar delante de los demás.
Menos un llamado a endurecer el corazón para no sufrir y seguir adelante. ¡NO!
¡Dios nos llama a encontrar como suficiente para nosotros la esposa/o que EL nos dio!

“Los Puritanos solían decir que el descontento, o las quejas, son posiblemente el mayor pecado que los cristianos podemos cometer ya que en ello acusamos a Dios de haber sido injusto con nosotros” (Don Kistler - “Gratitud”).

El problema está cuando en nuestro orgullo ciego nos creemos que merecemos más. Como si Dios no hubiera cumplido su parte de Dios justo o bueno.
Nuestra carne inclinada a las pasiones de Eva puede decir: “Estoy insatisfecha”.
La carne como la sanguijuela de Proverbios 30:15 dice: “¡Dame!, ¡dame!... nunca dice: ¡Basta!”. Y es así como decimos “yo merezco más”.

Pero como Thomas Goodwin alguna vez escribió: “Cualquier cosa a este lado del infierno es misericordia”.

Cuando la Palabra afirma: “el corazón es más engañoso que todas las cosas” (Jeremías 17:9), no lo hace a nivel informativo. Sino para que lo guardemos (Proverbios 4:23) y lo pastoreemos con el “dominio propio” (2 Timoteo 1:7) que EL nos da.
Tómate el tiempo de forma intencional cada día para pensar en señales de la gracia de Dios en la vida de tu esposa/o. Y no sólo lo pienses, ora en gratitud a Dios por eso, y de vez en cuando deja que ella/él sepa que agradeces a Dios por todo eso.
¡Eso se llama amor, gratitud y humildad!


Luis Rodas


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