La humildad CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Con toda humildad” (Efesios 4:2)

Sinceramente, al ver este mandato delante mío, me siento como un paralítico a quien se le ordena correr.
Pero me alientan las palabras del pastor C.J. Mahaney al escribir la introducción de su libro sobre la humildad: “soy una persona orgullosa que busca la humildad por la gracia de Dios. Soy un compañero peregrino que camina con todos los lectores”.

Una vez vi a alguien que cuando se le advertía sobre su orgullo, respondió: “bueno, voy a orar para que el Señor me lo muestre”.
Cuando necesitamos orar para que el Señor nos “muestre" si tenemos orgullo o no, éste sin duda está muy avanzado.
No hay mucho que orar: tenemos orgullo.

Por supuesto SÍ necesitamos orar para saber hasta qué grado, en qué áreas está más desarrollado, para poder verlo como Dios lo ve, por perdón y por ayuda al respecto.
Pero ¿orar para saber si lo tenemos o no?…. ehmm…
¿Quién puede imaginar que está libre por completo del orgullo?
Charles Spurgeon escribió con precisión: "¿Hay alguien más orgulloso que aquel que cree que es humilde? ¿No es el colmo y el clímax del orgullo?” (“Pride the Destroyer”).

Proverbios 20:9 se refiere a esto al preguntar: “¿Quién podrá decir: Yo he limpiado mi corazón, limpio estoy de mi pecado?”

Aquí no se refiere a la práctica sin arrepentimiento del pecado que se constituye en razón suficiente para disciplina del creyente, siendo su caso más severo la expulsión (1 Corintios 5; Mateo 18:15-20), y en el caso de los pastores la ausencia de calificación para ejercer el ministerio (1 Timoteo 3:1-7). ¡NO!
Aquí se refiere a la lucha cotidiana (1 Juan 1:8,9) de la que enseña Gálatas 5:17: “el deseo de la carne es contra el Espíritu, y el del Espíritu es contra la carne, y estos se oponen entre sí”.

En esta batalla, hablando del orgullo específicamente, luchamos contra un enemigo estratégicamente escurridizo.
Jonathan Edwards alguna vez describió al orgullo como “la peor víbora que hay en el corazón”, “el más oculto, secreto y engañoso de todos los deseos” (“Advice to Young Converts”).

El orgullo tiene esa característica terrible, que cuando acusamos enojados el orgullo de alguien, estamos considerándonos mejores que él. Y esto, como sabrán, es… orgullo.


Luis Rodas


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