La humildad es cordura CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Digo, pues, por la gracia que me es dada, a cada cual que está entre vosotros, que no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener, sino que piense de sí con cordura” (Romanos 12:3)

La humildad nace de una perspectiva sensata de uno mismo.
Wilhelmus a Brakel (1635-1711) explicó que la humildad “consiste en tener un correcto juicio acerca de uno mismo, el cual ni se eleva sobre su condición real ni desea elevarse por encima de otros” (“The Christian’s Reasonable Service”).

Imaginemos a una persona que hace una obra de arte. Cuando se le elogia su obra, él dice: “No, es basura”.
Con sorpresa se le pregunta porqué dice semejante cosa. El responde: “Prefiero pensar que toda mi obra es basura y así guardo mi humildad”.

Esto aunque parece loable, en realidad no es el consejo bíblico sobre la humildad.
La humildad no es engañarnos a nosotros mismos ni repetirnos que todo lo que hacemos es basura para así permanecer humildes.
No solamente no lo es, sino que esto es innecesario.

Lo que necesitamos es sensatez. O en palabras de Wilhelmus a Brakel: "un correcto juicio acerca de uno mismo”.
No necesitamos engañarnos acerca de lo que somos, como si fuéramos algo tan bueno que si lo miramos mucho nos va a causar orgullo. ¡NO!
Nuestra necesidad imperiosa es justo lo contrario: necesitamos mirarnos como somos. Pero mirarnos con "un correcto juicio”.
Esto, si incluye verdadera sensatez, nos lleva a la humildad.

En el versículo que leímos al principio, el apóstol Pablo aconseja a los hermanos en Roma que "cada cual… no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener”.
Aquí no habla de engañarnos o no mirarnos mucho para no enorgullecernos, sino de llegar a un concepto justo de uno mismo: "no tenga más alto concepto de sí que el que debe tener”.
Esta frase habla de un deber justo. Como si alguien te vende algo y tú luego debes pagarle. No le haces un favor, es tu deber.
Pero, para poder llegar a este “concepto justo”, a este “deber", al mirarnos a nosotros mismos, necesitamos un elemento esencial: "sino que piense de sí con cordura”.
¡Que hermosa precisión en las palabras!

El orgullo es pensar de uno mismo sin cordura.
Como una vez predicó Charles Spurgeon: “el orgullo es lo más loco que pueda existir” (“Pride and Humility”).

Nuestro orgullo trabaja con nuestros conceptos equivocados de quienes somos, como somos, quien es la fuente de nuestras virtudes, y con quien y qué nos comparamos.
Al errar en todo esto actuamos como seres que han perdido la cordura.


Luis Rodas


.

0 comentarios:

Publicar un comentario

 

Instagram

Haz click AQUÍ

Twitter Updates

Sobre mí