Persistencia: ¿En qué? CULTIVANDO UN CARÁCTER PIADOSO



“Así que, hermanos, estad firmes” (2 Tesalonicenses 2:15).

En el contexto, Pablo en este versículo, está exhortando a los tesalonicenses a “no dejarse mover fácilmente de su modo pensar” en cuanto a la segunda venida del Señor (2 Tesalonicenses 2:2).
Ellos debían permanecer firmes "reteniendo la doctrina" que les habían enseñado (2 Tesalonicenses 2:15).
Este, no sólo es un consejo vital en cuanto a la doctrina de los últimos tiempos, sino para toda verdad bíblica. ¡Debemos persistir firmes en lo que la Palabra de Dios enseña!

Para esto básicamente necesitamos:
1- Estudiar las Escrituras: nunca podremos persistir en lo que no conocemos. De lo contrario no sólo seremos engañados por influencias externas, sino aún por nuestros propios corazones.
2- Dejarnos gobernar por las Escrituras: en la Biblia no encontramos un simple buen consejero con el cual podemos estar a veces de acuerdo y otras no. ¡Es Dios hablando! Por lo cual reconocemos en la Palabra de Dios nuestra autoridad ante la cual nos sometemos.
3- Disciplinarnos: tiempo, urgencia, deseos carnales, afanes e impulsos emocionales no pueden ser nuestros amos. El dominio propio debe ser ejercitado día tras día, y así mantenernos constantes en lo que, por las Escrituras, sabemos que debemos hacer, pensar y hablar.

¡Persistir en un error es arrogancia y obstinación!
¡Pero permanecer firmes, contra toda tentación y ataque, en lo que las Escrituras enseñan, es la virtud vital de aquellos que llegan a dar fruto!

Sigamos el consejo de aquel profesor de música a su alumno que le pedía tres consejos. Este le respondió: "¡Persiste! ¡Persiste! ¡Persiste!”.


Luis Rodas


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